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miércoles, 11 de septiembre de 2013

VAMOS AL MERCADO III: Mercados tradicionales.

 
Yo compro casi todo en el pequeño comercio. Y sin duda, para llenar la nevera, elijo el mercado de barrio.Me gasto menos, elijo más, escucho consejos de expertos y hasta puedo protestar.
Me gusta la fruta madura, si voy a una gran superficie y las compro envasadas sólo sé que brillan, si cojo pieza a pieza de esos cajones llenos, nunca sé cuántas manos han decidido comprobar si están duras o blandas.
En la frutería de mi mercado sé que me conocen, que me dan la fruta que quiero, que se acuerdan que muero por los albaricoques y que el melon me gusta muy dulce. Y que me suelo olvidar de llevar tomates.
Si voy a por carne. Paco se ríe de mi, que no suelto el móvil, mientras me dice que las chuletas de cordero han bajado de precio, me prepara un filete o cinco tan gordos o finos como me gustan y me pica la carne que quiero y la cantidad que necesito.
Mi visita a la pescadería siempre es igual...
Carlos qué me llevo?
Hoy sardinas, guapa, que tu marido me dijo que tenía ganas, espera que las limpio y te quito las espinas y llévate mejillones, que no te baje el hierro. Mira, que te ha dejado una señora esta receta
Otros días compro pollo. Lo compro entero, las pechugas me las preparan en filetes, el resto en trozos pequeños, sabe que no me gustan los pollos muy grandes.
Si tengo prisa, les llamo y me lo tienen listo cuando voy a por ello.
Si voy a llegar tarde aviso y me esperan. A veces llama mi marido al frutero y le pide cilantro fresco o melocotones fuera de temporada, y cuando voy me lo tienen preparado.
Y si voy despistada y sin el monedero, que suele pasar, se echan unas risas a mi costa y lo pago al día siguiente, o lo paga mi marido si va a tomarse un café con ellos.
Y tu? ¿sigues comprando en una gran superficie?
 
Marisa.

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